lunes, 28 de noviembre de 2022

EN LA PERSECUCIÓN

 


En la persecución

Un hombre en su apartamento cruza por delante de una ventana. Algo llama a su atención. Se devuelve. Se asoma. Observa la calle y a sus ocupantes. En seguida pasea su vista por cada una de las ventanas y apartamentos vecinos con atención. Parece no haber nada. Pero fugazmente él nota algo parecido a una sombra en una de ellas. Se tensa. Su respiración se altera. Mira fijamente. La silueta emerge fugazmente y después desaparece.

-Dios, me siguieron. Me encontraron –dice quedamente, sintiendo un frío en su pecho.

De inmediato, corre hasta su habitación. Busca su portafolio. Recoge algunos documentos, su pistola y un fajo de dinero. Los  guarda. Camina rápidamente. Intenta tomar el elevador. Se tarda. Decide bajar por las escaleras. Al salir a la calle el viento frío nocturno le golpea y se estremece. Está lloviendo. Anda lo más rápido que puede. Con disimulo voltea a ver si es seguido. Inquieta su mirada busca en la calle, en los portales y en los árboles el rastro de algún desconocido. Al llegar a la esquina se arrima a la pared. Y solo asoma una parte de su cara. Explora la distancia. No ve nada. El corazón le golpea en agite. Siente en las manos un temblor.  Con las manos se soba su barbilla en un gesto nervioso. Arruga la cara. Se muerde los labios.

-Fiu. Fiu –silba un desconocido apoyado en la pared y con el ala de su sombrero sobre su cara irreconocible.                                     

-Ahí están. Los  veo. Son ellos. ¡Dios! ¡Tengo que huir! Debo desaparecer –deja escapar de su boca.

Aprieta su portafolio, se ajusta el sombrero y emprende una carrera veloz. Pisando los charcos de agua. Evitando resbalarse. Huye con precipitación. Una pareja lo ha localizado. Le siguen a una velocidad vertiginosa.

El agua le golpea el rostro. Huye en alocamiento. Preso del pánico. Con ánimo perturbado. Múltiples ideas se arremolinan en su cabeza.  Él sabe que si lo atrapan es el fin. ¡La cuenta pendiente! Como un fogonazo le llega una salida. Debe llegar hasta la estación y huir en el tren. De inmediato todos sus esfuerzos se acoplan al nuevo plan. Un hipo le responde desde su pecho.

-¡ Bang Bang!- se identifica un disparo. La bala pasa a unos metros del perseguido. No hay una puntería certera.

De repente localiza en la distancia a la estación de trenes. Su ansiedad crece. Es imposible ganar mayor velocidad. Es una locura. Ya está cerca.

-¡Chas Chas! – se oye el sonido de un tren. Percibe un flujo de energía. Con una contorsión en su cara. Tenso al extremo. Debe abordar el tren. Corre en paralelo a un vagón. No logra llegar a una de las puertas. Respira intensamente por su boca. Se va acercando. Falta poco. Estira su brazo. En desesperación ase el agarrador. Brinca en demasía. Su pie alcanza el escalón de la puerta del tren. Entra y cae sobre el piso. Se abraza a sí mismo. Se mantiene inmóvil. El tren en velocidad se aleja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EN EL ABANDONO

  En el abandono Fuiste magnífica. Eres una construcción imponente. Mucho fue el tiempo, el esfuerzo y la fatiga invertida para erigirte...