lunes, 27 de febrero de 2023

EN LA INOCENCIA


 

 

En la inocencia

En algún lugar de Asia existía un niño que buscaba a un dios. Vivía en un bosque rodeado de árboles muy altos, de gran ramaje, que casi no permitían la entrada de los rayos del sol. De su follaje colgaban lianas y plantas parásitas; orquídeas de colores desde el rojo hasta el violeta. Su casa estaba situada a la orilla de un río. Éste era de gran calma. En sus aguas vivían un mundo de seres pequeños, renacuajos y pececitos.

En el día el chiquillo araba la tierra, empujando un arado jalado por un buey. Cubría su cabecita con un ancho y redondo sombrero. Iba con el torso desnudo.

-Busco a un dios desde la mañana hasta la noche. Deseo que me lleva a volar muy muy altocantaba

En la noche él encendía una linterna. Observaba el cielo estrellado. Esperaba por una aparición. Y nadie llegaba. Pero sorpresivamente el viento sopló más fuerte, pero no tan fuerte. Lo envolvió. Él sintió que ascendía. Se dejó llevar.

-¿A dónde voy? –preguntó.

-A volar muy alto – le contestaron.

lunes, 20 de febrero de 2023

EN LA LUZ

 


En la luz

Un rayo viaja a través del universo.  Proyectarse en un lugar lejano es su destino. A velocidad inimaginable devora distancias que parecen eternas. Penetra la oscuridad. La hace desaparecer. Y se posa en un ambiente. Brinda calor. Transmite alegría. Despierta a los seres. Les invita al trabajo.

-Ya salió el sol –exclaman ante su arribo.

-¡Ah! Se calentara el aire. Es agradable –comentan otros.

Al paso de los segundos y de los minutos y más tarde de las horas aumenta su intensidad. Pudiendo llegar a la sofocación.

-Huy. ¡Qué calor! –se expresan otros.

Con su contacto las plantas y sus hojas se estremecen. Las flores se destacan radiantes.

-Que bellas. Se nutren de la luz –añaden

Las aguas que corren cuando les toca brillan. Las montañas muestran su altitud cuando le reciben. A través de un rayo de luz se observan las motas de polvo flotando en el aire. Son muchas los sitios donde se aproxima.

Y así como vino, así se va. Al marcharse domina la oscuridad.  

lunes, 13 de febrero de 2023

EN LA CRUCIFIXIÓN

 

En la crucifixión.

Era la hora nona. El sol había pasado su cenit. Su brillo no era tan intenso. La ciudad se notaba desierta, un caso muy extraño. Entre los visitantes, que en su mayoría venían al templo, y los locales el bullicio y la ocupación de las calles y edificaciones eran bastante intensos. Solo se escuchaba a un mendigo ciego.

-Una limosna para el ciego –rogaba.

Un murmullo lejano se oía, pero apagado. Un hombre encamino su rumbo hacia el sonido. Pasado un rato escuchó gritos y lamentos. Divisó una calle cubierta por mucha gente. De inmediato corrió y enfrentó un tumulto que contemplaba fijamente a una procesión de soldados romanos y un centurión montado a caballo. Pero he aquí, que había un campo abierto en el centro de la calle.  Se encaramó a una roca vecina y pudo contemplar, con holgura, el evento que tomaba curso. Un hombre joven de constitución fuerte cargaba una muy pesada cruz de madera. Cuando pasó cerca notó que llevaba una corona de espinas en su cabeza. Él movía sus pies pesadamente y su torso iba encorvado. Casi no le veía la cara, la que llevada inclinada y semi cubierta por su cabellera.

Algunos de los espectadores gritaban:

-Crucifíquenlo es un falso maestro.

Otros exclamaban:

Decías que eras un rey ¿Dónde está tu reino?

 Y un grupo más reducido, con cara de sufrientes, rogaba:

-No, no le hagan daño.

El hombre, en curiosidad, acompañó a la marcha. Se mantenía cercano al reo. Le miraba con cierto pesar. Al paso del tiempo el convicto perdía fuerzas. Inesperadamente cayó sobre el terreno y el peso de la cruz lo magulló severamente. Él se quejó. Casi imposibilitado a levantarse y mucho menos levantar la cruz llamó la atención del centurión, quien identificó en el grupo al hombre que estaba cercano.

-Tú ayuda a cargar la cruz –le ordenó.

Una vez que el procesado fue auxiliado marcharon camino a la ejecución. En el lugar señalado, éste fue amarrado y clavado a la cruz. En la que continuó su agonía.

El hombre a pocos metros le observaba. Se preguntaba que habría hecho para recibir tal castigo. Y sintió cierta conexión con el culpado. Cuando el crucificado comenzó a murmurar. El hombre le escuchó con atención.

-Perdónalos -dijo el de la cruz-. Te entrego mi espíritu-. Y colgado quedó en muerte.

Seguidamente el cielo se desplomó. Parecía el fin de los tiempos.

      

lunes, 6 de febrero de 2023

EN LA CREACIÓN DE SI MISMA

 

En la creación de sí misma.

En la noche, una mujer joven duerme. De improviso se mueve muy inquieta. Agita su cabeza de un lado a otro. Arruga su entrecejo. Intenta como sonreír, pero su gesto se convierte en una mueca. De repente se menea en el lecho. Encoje sus piernas. Las golpea contra el colchón, con desespero. Comienza un quejido. Éste se repite. Grita. Y como bajo el efecto de rápida fuerza se levanta quedando sentada sobre la cama. Sus ojos muestran el miedo.

-¡No! ¡No! No más –ruega.

Mueve sus manos a su cabeza. En desespero se frota el cuero cabelludo, como intentando desvanecer un recuerdo. Más en el interior de su cabeza, alguien susurra. La voz le dice algo que le infunde un temor. Su respiración se agita.

-¡No quiero oír nada! –se queja en desespero.

Otra persona, quien le ha oído, entra a la habitación con prisa. La toma por los hombros y la zarandea.

-Es una pesadilla –le comenta.

-No, no es – le sigo escuchando.

-¿Que te dice?

-Que me hiera. Que me corte con un cuchillo –y rompe a llorar en inquietud.

-¡Tienes que dominarte! No puedes permitir que te obligue.

-No puedo. Es muy poderoso. Me es imposible dejar de escucharle.

Un siquiatra la atiende en su consulta. Él indaga en el paciente. Toma notas. Despeja su monólogo. Quiere llegar a la esencia. Debe diagnosticar.

-Tienes una enfermedad mental. Es incurable. Pero se puede tratar. Hay que conseguir un equilibrio. Que te mantengas en posición aceptable. Será una lucha dura y constante. Sin posibilidad de descuidarse. Aprenderás a reconocer los síntomas. Te prescribiré unas  medicinas.

-¿Cree usted que podré? No me encuentro a mí misma –confiesa la paciente.

-No se trata de encontrarte a ti misma. La vida es crearte a ti misma –enuncia el galeno.

Ella observa a la distancia. Entiende el comentario. Una sonrisa tímida se asoma a sus labios. Hay esperanza.

EN EL ABANDONO

  En el abandono Fuiste magnífica. Eres una construcción imponente. Mucho fue el tiempo, el esfuerzo y la fatiga invertida para erigirte...