En la maratón
Llegó el verano. Los castaños de ramas retorcidas brindaban su sombra. Una fragancia de nota verde se ofrecía desde la ramificación verticilada de los pinos.
En territorio cercano terminó una guerra. Un joven en la final de su adolescencia emprendió una carrera, portando la noticia a la ciudad lejana.
-Debo llegar en poco tiempo. La nueva debe ser escuchada.
Con zancadas cortas y postura erguida respiraba ampliamente. Se le hinchaba un poco la barriga al inhalar profundo. Permitiéndole correr a un ritmo constante.
-¡Snif! -inhalaba fuerte.
Al paso del tiempo en una recorrido sin parar. Transpiraban abundantes gotas de sudor. Su corazón latía con fuerza. El dolor se intensificaba.
-¡Ay! Temo a un calambre –se quejó.
-Pero no pararé, aunque este cansado –se propuso
Al cruzar un arroyo sus pies salpicaban a su paso. Refrescándole.
El agotamiento se apoderaba de su cuerpo. Él continuaba en su lucha.
Se acercaba a su meta. Llegó.
-¡Victoria! –gritó. Muriendo de fatiga.
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